En la entrada de hoy os traigo algunas ideas para hacer vuestras clases virtuales más cercanas e interactivas (y más dulces, también). El otro día preparé unos pastelitos de hojaldre en el horno y cuando terminé sentí que había sido una experiencia más rápida y aburrida de lo que recordaba. ¿Sabéis por qué? Porque los hice sola.
Durante el confinamiento (que en España fue especialmente largo), algunas de mis clases se acabaron convirtiendo en un rincón culinario espontáneo donde hablar español pasaba casi a un segundo plano. ¿Es esto algo malo? Para nada. Hacer otra tarea, como cocinar, dibujar, hacer un experimento, ejercicio físico o cualquier cosa que se os ocurra, es una forma estupenda de reforzar su conexión con la lengua. Además, si no se centran en la comunicación, esta se vuelve mucho más fluida y espontánea e incluso cometen menos errores. Se olvidan de los nervios y la presión de hacer bien la actividad y lo único que quieren es comunicarse contigo para poder seguir jugando.
¿Te parece interesante y te gustaría probarlo en tus clases? Venga, te cuento.
Antes de empezar
Uno de los puntos más importantes a la hora de hacer este tipo de actividades es la buena comunicación con la familia (en general, esto es esencial para el buen funcionamiento de nuestras lecciones).
Con la colaboración de la familia esta actividad es muy sencilla. Solo hay que trasladar la videoconferencia a la cocina y preparar nuestra zona de trabajo. Normalmente, lo que hacemos es trabajar previamente con el vocabulario específico que vamos a emplear, verbos, expresiones, utensilios de cocina, ingredientes, etc. Después hablaremos de la receta (que se puede modificar, cambiar o inventar).
Y...eso es todo. Qué difícil, ¿verdad? :)
Ahora, lo más importante: ¡a cocinar!
En este caso, creo que de verdad las imágenes valen más que mil palabras. Así que permitidme que os muestre mi propia experiencia con los peques.
⬇⬇⬇
Fácil, rápido, divertido y una bonita forma de practicar la expresión e interacción orales.
Para terminar de forma redonda con esta actividad, creamos un documento de PowerPoint en el que reunimos la lista de ingredientes y utensilios, la receta y dejamos espacio para añadir las imágenes de todo el proceso.
Desde mi experiencia, este tipo de actividades siempre me han funcionado muy bien con estudiantes de entre 8 y 12 años. Además de practicar español, les ayuda también a mejorar su concentración y se crea un espacio en el que ellos deben ser responsables, ordenados y cuidadosos.
Casi se me olvida: el último paso es el más importante.
¡La cocina debe quedar limpia y ordenada!
Así se aseguran de tener a papá o mamá contentos, para poder repetir la actividad en un futuro.
Espero que os haya gustado. Yo disfruté mucho de estos ratitos con mis peques. Os leo en los comentarios.
Tschüss!
Comentarios